Por fin llegamos al
puesto número 90 ¡sólo me tomo cinco meses! Estos son los primeros diez discos
que considero esenciales para toda persona que vaya a cumplir los 30, aún
quedan 90 puestos más por explorar. Para este número he decidido rescatar, si
bien no el mejor, sin duda que uno de los discos que retratan un gran momento
de la banda chilena Ases Falsos, cuando no eran lo demasiado conocidos para ser
odiados, pero tampoco unos desconocidos, abriéndose paso x el mundo de la escena
nacional rockerasss. En fin, mi disco favorito de Ases Falsos.
La
coronación
De Ases Falsos he
hablado en varias ocasiones, reseñé su tercer y cuarto disco, pero también me
las di de opinologo y, pues, opine sobre la absurda polémica que básicamente
hizo que Cristóbal Briceño, el compositor principal de la banda, fuese señalado
como un monstruo y el grupo poco a poco se convirtiese en un recipiente de
odio. Pero poquito antes de toda esa mierda, los… ¿santiaguinos? se habían
despachado un gran disco, bien recibido por sus seguidores, aunque la crítica
fue un poco lapidaria. “Conducción” es un disco disparejo, que a veces se
pierde en las muchas ideas que propone, la misma banda parece disolver su
estilo en favor del concepto de cada canción, perdiendo cierta identidad y sintiéndose
en más de algún momento como una banda que versiona a otra. A diferencia de su
debut en el que se disparaba energía y melodías onderas que proponían una
vuelta al rock de marca chilena, y muy contrario a lo cohesionado que suena su
tercer disco o lo maduro de su cuarto, “Conducción” se entiende como un
ejercicio de excesos, a veces pretensioso, sobrecargado y rompe esquemático con
la tradición del grupo.
Por ese entonces los ex
Fother Muckers se habían quedado sin uno de sus integrantes históricos, el
guitarrista Héctor Muñoz, al mismo
tiempo que Briceño compartió algunos trabajos de composición junto a Martín del
Real quien fue uno de los fundadores junto a Alex Andwanter del grupo Teleradio
Donoso. Quizás fue esta situación lo que provoco que la búsqueda sonora de este
disco fuese tan abrumadora, sin embargo, a pesar de aquello, y ya viendo los
discos con la perspectiva del tiempo, no puedo negar que lo que me producía
este trabajo al escucharlo no lo he vuelto a sentir con cualquier otro de la banda,
pese a las…no sé si llamarle errores, porque en sí este disco tiene un trabajo
de producción mucho más pulido que el debut de la banda, en realidad lo que
parece inquietar a muchxs que terminan dejando siempre este disco de lado, es su
sobreproducción de estudio, algo que no encajaba con el espíritu más acústico de Briceño.
Para el momento en que
este disco fue lanzado, por descarga gratuita bajo el sello Quemasucabeza, sólo
se conocían dos adelantos: las baladas “Simetría” y “Mi ejército” que reflejaban
el amor de Briceño por un cancionero popular romántico, y en cierta medida
parte de la carrera de Briceño como solista se ha direccionado hacía esos
rincones, sin embargo, “Conducción” resulto ser mucho más que un disco de
baladas para la radio, y fuera de lo que cualquiera hubiese imaginado, se abrió
un abanico de lugares en los que cabía desde referencias a la muerte, referencias
a la mitología política chilena, la paternidad, autos, moralidad, haters y
hasta incluso un tema dedicado a Osama Bin Laden. El trabajo marcó un momento
en que Ases Falsos ya no tenía que probar su calidad, ya tenía una buena base
de fans y eran capaces de sostener su propio concierto en un teatro como la Cúpula, poco a poco la banda era requerida en festivales y ya está, bienvenidos
al olimpo del rock chileno si es que algo así existe. Con este disco lleno de
libertades creativas y líricas oscuras, Ases Falsos se coronaba. Luego, bueno,
vino la mala asistencia comunicacional que los hizo ser el triple de conocidos,
pero por las razones equivocadas, aunque eso ya quedo como una anécdota freak,
sin duda que empañó un poco el preponderante éxito que Ases Falsos marcaba en
esa época.
Una
sopa de muchos sabores
Este disco lo escuche
muchas veces, me sé de memoria varios de sus temas, y cuando reviso la
discografía general del grupo, este es el que rescato más canciones, además que
no podemos obviar la hermosa portada que ofrece, un cuadro del artista francés Jean-Léon
Gérôme, conocido por su estilo que evoca renacentismo en temáticas de carácter
oriental, en este caso el tigre que observa a lo lejos una caravana cruzar el
desierto, logra encajar como propuesta estética y tiñe las canciones del disco de
un aire casi academicista y místico.
Nos encontramos con
unos Ases Falsos atrevidos, sin tapujos y completamente libres a la
experimentación, claro que siempre en un terreno rock/pop. El disco abre de
manera magistral y sin concesión con la elegante “Mantén la conducción” donde
las ya en sí enigmáticas letras de Briceño se vuelven mucho más cripticas para
dar lugar a millones de interpretaciones. ¿Un accidente en la ruta?, ¿El fin de
una relación?, ¿Un niño huyendo de casa? Este primer corte marca de inmediato un paso
atrevido para la banda, poner en primer orden la tonada de una flauta traversa le
da una sensación de balada italiana de los 70’, se trata de un toque vintage que
no cae en lo retro, es como si Ases Falsos realmente compusieran para el
estándar de otra época. De la bella armonía que deja “Mantén la conducción” nos vamos a la “La gran curva” un tema que
musicalmente encaja a la perfección con la historia sonora del conjunto y que
al mismo tiempo remite a ellos mismos, al trabajo que han llevado adelante para
ser lo que son, disfrazado de la metáfora de la ruta de un camino y las
relaciones. Aunque para muchxs estas referencias a autos y rutas puede
explicarse por el hecho de que el propio Briceño trabajó realizando fletes en
tramos por la carretera, desde ese punto de vista, sin duda que este es un
disco que funciona perfecto para un viaje.
“Plácidamente” es un
tema que me llena de sonrisa cada vez que lo escucho, recuperando el espíritu
ochentero de bandas como Loverboy o incluso Van Halen, es la primera vez que la
banda se atreve a manosear elementos que se encadenan al sonido del teclado.
¿La letra? Aparentemente una persona que decide suicidarse plácidamente.
“Cuando cae la cortina” es otro temón, que también entra en la influencia de
bandas ochenteras como Player o Daryl Hall & John Oates. La electrónica
apoyada en teclados y sintetizadores hace que la canción adquiera un sonido
synth pop dinámico y Briceño juega con las posibilidades de su falsete. Para
muchxs la mejor del álbum, y yo diría que quizás la mejor en la historia del
grupo.
Las baladas como “Mi
ejército” y “Simetría” a pesar de manosear elementos melosos comunes, tienen
total independencia tanto en su sonido como temática. Mientras “Mi ejército” se
apoya en un delicioso beat de batería y termina convirtiéndose en una balada de
rock soft de esas que ponen en las radios para adultos, “Simetría” es una
balada que mantiene el cauce de otro tiempo, al igual que “Mantén la
conducción”, en “Simetría” las reminiscencias a canciones pop de los 70’ son
muy claras, especialmente por su carácter cuasi sinfónico, por su guitarra
acústica y por la voz expresiva que adquiere Briceño. Sin duda dos canciones
bellísimas, diferentes y que dan muestra que no importa cuántas veces se sobre
explote el género de la balada, mientras se haga bien siempre funcionará.
Algunos temas, no
obstante, quedan en una nebulosa y algo alejadas del grandioso efecto de la
mayoría, es el caso de “Al borde del cañón” en donde la influencia de Teleradio
Donoso es demasiado potente como para reconocer algún rastro de Ases Falsos.
Algo similar ocurre con “Búscate un lugar para ensayar” que es la favorita de
muchxs, y que en vivo suena bastante bien, pero en el disco perdió bastante
intensidad y parece más bien un intento de rock a lo The Killers que se vuelve
un poco más incómodo con la presencia de un saxofón que desentona totalmente
con el tema. Pero si hablamos de decisiones raras, es imperdonable el potencial
desperdiciado en “Ya no quiero volver” un minucioso discurso en donde Briceño
salta de tema en tema hablando sobre una ciudad Palestina en la franja de
Gazah, Nikolai Roerich, René Quintón, Zaratustra,
Juan Bautista y un montón de otras referencias oscuras. Sin embargo, a pesar de
lo interesante, la canción va decayendo, sobre todo en su segunda parte en
donde parece perder el enfoque tétrico que bien llevaba. Al final queda más
como uno de esos temas curiosos que el grupo toca muy rara vez en vivo, sin
duda, una buena idea que no se llevó bien a cabo.
Ases Falsos no le hace
el quite a su sonido más emblemático, y su rock tipo Pixies aparece en temas,
que si bien, no son la gran cosa, logran complementar bien el disco. La
divertida “Ivanka” que es una canción de amor de Briceño a su auto recuerda
algunos temas de Fother Mucker, mientras que “Nada” aunque mantiene elementos
de la música de los ochenta, resulta en un tema más bailable propio de su
primer disco. El gran acierto fue “Tora Bora” una lúdica canción, llena de
alfombras electrónicas, un simpático solo de guitarra y de vibra positiva, la
extrañeza es que una canción tan pop hable sobre algunas anécdotas del que
fuera el hombre más buscado del mundo: Osama Bin Laden, es quizás otra característica
del genio jocoso de Briceño, quien decidió que la canción más movida hable
sobre la famosa batalla de Tora Bora, una cadena montañosa ubicada en
Afganistán, en donde el año 2001 el ejército yankee realizó las primeras represalias
por los atentados del 11 de septiembre. Finalmente las baladas acústicas “Niña
por favor” y “Una estrella que se mueve” gozan de una ternura que consigue
llevar la melodía a momentos sublimes, el primero con arreglos de cuerda y el
segundo con la presencia de una flauta traversa, cierra el disco intentando
generar ese círculo con la primera canción. Produciendo un carácter nostálgico
y bello.
Ases Falsos consiguió despachar un gran disco,
sí es cierto, algunas canciones puede que sobren, que no logren ser lo mejor,
pero sin duda yo agradezco el arrojo, atreverse con una obra, incluso probando lugares
inhóspitos. Por último, podemos decir que este disco fue el que en gran medida
definió el carácter musical de Briceño por el cancionero romántico popular y
que desde ese momento no ha hecho más que afilarlo mucho más. Para mí este
disco es un punto de inflexión en la carrera de la banda, pero por sobre todo,
refleja un gran, gran momento tanto para ellos como para el extinto rock/pop
chileno del 2010 en adelante.-
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