La quinta temporada de Better Call Saul finalizará la próxima semana y definitivamente ha pasado a convertirse en una de esas raras series de las cuales cada temporada es mejor que la anterior. Revisamos un poco este tramo que además representa la antesala al fin de todo este viaje de decadencia moral.
Una de las particularidades
que caracteriza la historia y la narrativa de esta serie, es su obsesiva
atención al detalle. Sus principales creadores Peter Gould y Vince Gilligan a
lo largo de sus cuatro temporadas se han esforzado por hilvanar una trama que
no se vaya por los caminos comunes ni predecibles, eso hace que lxs
espectadorxs estén en constante tensión al respecto de lo que sucederá en la
historia y que conserven su interés pese a que saben de antemano el destino de
varios de los personajes aquí involucrados.
Si con la cuarta
temporada habían logrado una maestría en la confección de historias y
motivaciones, esta quinta consigue aumentar eso al darle un push mucho más
acelerado al ritmo moderado con que venían tratando. Esto no la hace perder
rasgos contemplativos, ni escenas que se sostengan en silencios o miradas, al
contrario, en esta temporada la serie mantiene esos elementos que construyen
narrativas y metáforas alrededor de lo visual (la magistral escena de las
hormigas comiéndose el helado o aquella en que Jimmy y Kim lanzan las botellas
de cerveza desde su balcón, mantienen esa esencia cinematográfica) Pero desde aquí todo va un poco más acelerado
por una razón importante: gran parte del arco de nuestro protagonista esta
completo y su metamorfosis a Saul Goodman es un hecho.
Al final de la cuarta
temporada veíamos a un alegre Jimmy cambiándose su nombre de abogado por otro
que le reportase más clientes… ¿qué clase de clientes? Jimmy sabía bien a qué
público llegar y su incursión en el mercado negro de los celulares fue lo que
lo convenció de elegir otro nombre para sus operaciones como leguleyo (bueno,
eso a grandes rasgos, sabemos que su cambio de nombre también va acompañado de
razones más profundas) De esta forma todo arranca tal cual donde nos dejaron,
con Jimmy cambiándose el nombre y de allí en adelante las cosas van tomando un
rumbo casi natural.
Es cierto que una de las gracias de la historia es como van desarrollando las tramas sin que se vean forzadas en el momento en que se cruzan. En este caso la llegada de Jimmy al mundo del cartel de la mano de Lalo Salamanca era bastante obvia y la serie no se dio muchas vueltas ni rodeos para mostrarnos cómo el personaje terminaba allí. En cierta forma, el ambiente de Breaking Bad empieza a absorber cada vez más las cosas al punto de que Hank Schrader, el agente de la DEA y uno de los antagonistas principales de la serie de Walther White, tiene un sutil, pero muy relevante papel en esta temporada.
Es cierto que una de las gracias de la historia es como van desarrollando las tramas sin que se vean forzadas en el momento en que se cruzan. En este caso la llegada de Jimmy al mundo del cartel de la mano de Lalo Salamanca era bastante obvia y la serie no se dio muchas vueltas ni rodeos para mostrarnos cómo el personaje terminaba allí. En cierta forma, el ambiente de Breaking Bad empieza a absorber cada vez más las cosas al punto de que Hank Schrader, el agente de la DEA y uno de los antagonistas principales de la serie de Walther White, tiene un sutil, pero muy relevante papel en esta temporada.
Tuvimos que esperar un
año, en el medio tuvimos “El camino” la película de Breaking Bad que buscaba
darle un epilogo definitivo, pero más allá de eso, que a fin de cuentas no
aporto mucho, el tiempo no fue en vano para Better Call Saul. Con esta nueva
temporada la serie viene a consolidar un elenco que sabe darle vida a un
universo tan súbito como coral: Nacho Vargas, Mikel Ehrmantraut y Kim Gordon
siguen siendo trascendentes para la historia general: sus jugadas
conscientemente premeditadas, así como sus conflictos internos y cómo lidian
con ellos continuan siendo un punto que da mucha leña. Pero también la
presencia de personajes menores es altamente sugestiva, desde el presidente de
Mesa Verde que representa el típico arlequín republicano, hasta el viejo que no
quiere venderle los terrenos de su casa a la gente de Mesa Verde, personajes
algo circunstanciales y un tanto caricaturescos, pero que le brindan de mayor
gracia y vida a la serie.
También es cierto que
esta vez todo se vuelve más oscuro y los últimos capítulos así lo hacen ver.
Desde una cruel caminata por el desierto que devuelve el espíritu más Breaking
Bad hasta escenas de alta tensión que se sostienen en las miradas cruzadas y
diálogos, es indudable que la serie se ha puesto mucho más densa, pero la
irreverencia sigue presente y eso en gran medida es por la presencia de Saul.
Realmente podemos ver
en esta temporada como Jimmy en más de alguna ocasión tiene rasgos, argucias e
incluso se viste de un modo que lo hace entrar completamente en un personaje
distinto a él, si lo comparamos con el Jimmy del primer capítulo de la serie,
nervioso por llevar adelante un juicio menor, podemos notar que Saul está por
sobre el límite de la ley y es quizás esa confianza irracional hacía su alter
ego que hace que Jimmy termine cruzando definitivamente a la frontera criminal,
siempre intentando salvaguardarse como un abogado, un equilibrista de la ley,
pero es demasiado obvio que Saul Goodman no se rige por esos parámetros, Jimmy
lo sabe y eventualmente no le quedará otra que abrazar completamente a su
creación para poder sobrevivir en un mundo sucio del que, a fin de cuentas y
con muchas comillas entre medio “solito llego”
Se ha confirmado que la
sexta temporada será la última y la verdad es que realmente extrañaré esta
serie porque es una de esas gemas que tiene la televisión (aunque casi todxs la
ven por Netflix) que logra llevar elementos de la narrativa visual a otro nivel
y construir a detalle una historia que en manos de otrxs bien podría caer en
muchos clichés. Aunque debo admitir que técnicamente el trabajo de fotografía
no llega a ser tan grandilocuente como en las primeras tres temporadas.
Quizás lo que muchxs
esperan es el factor sorpresa. Evidentemente al ser una precuela hay muchas
cosas que ya están escritas y ha sido divertido ver el viaje vertiginoso en que
Jimmy a entrado para salir como Saul, pero la historia nos debe quizás un
cierto cliffhanger, recurso del cual nunca han abusado y las veces que se ha
instalado ha sido de forma sutil y clara. No obstante, a estas alturas todo
parece definitivo, Jimmy se convertirá en Saul cuando Kim se aleje de él ¿cómo
ocurrirá eso?; ¿La asesinarán?, ¿el extractor (a quien vimos en el primer capítulo)
le dará otra identidad?, ¿O acaso pasará algo mucho peor? Del mismo modo el
recorrido de Mike parece ya trazado y esta temporada ha servido para alinearlo
en el cause que ya le conocemos, no parece que nos vaya a dar alguna otra
sorpresa, aunque sigue siendo un personaje imprescindible. Quizás la gran duda
es con Gustavo Fring, quien más allá de servir narrativamente para atar un par
de cabos que quedaron de la serie pasada, su presencia ha quedado un poco
estancada y creo que ha llegado la hora de que nos muestre un poderoso as bajo
la manga que nos haga entender y mirar sus acciones desde otra perspectiva.
¿Habrá un enfrentamiento brutal entre él y Lalo Salamanca?, ¿Nacho Vargas
realizara una última y desesperada jugada? Sabemos que aún estos tipos pueden
darnos algo más que justifique su presencia en la historia más allá de
simplemente ser el testimonio de Breaking Bad y es realmente lo que espero que
pase en la última temporada. A estas alturas este debe ser uno de los pocos
spin off que consigue superar o estar muy a la par de su serie madre.-
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