miércoles, 15 de abril de 2020

Better Call Saul temporada 5: Lo que importa es el detalle



La quinta temporada de Better Call Saul finalizará la próxima semana y definitivamente ha pasado a convertirse en una de esas raras series de las cuales cada temporada es mejor que la anterior. Revisamos un poco este tramo que además representa la antesala al fin de todo este viaje de decadencia moral.



¡A toda máquina!


Una de las particularidades que caracteriza la historia y la narrativa de esta serie, es su obsesiva atención al detalle. Sus principales creadores Peter Gould y Vince Gilligan a lo largo de sus cuatro temporadas se han esforzado por hilvanar una trama que no se vaya por los caminos comunes ni predecibles, eso hace que lxs espectadorxs estén en constante tensión al respecto de lo que sucederá en la historia y que conserven su interés pese a que saben de antemano el destino de varios de los personajes aquí involucrados.

Si con la cuarta temporada habían logrado una maestría en la confección de historias y motivaciones, esta quinta consigue aumentar eso al darle un push mucho más acelerado al ritmo moderado con que venían tratando. Esto no la hace perder rasgos contemplativos, ni escenas que se sostengan en silencios o miradas, al contrario, en esta temporada la serie mantiene esos elementos que construyen narrativas y metáforas alrededor de lo visual (la magistral escena de las hormigas comiéndose el helado o aquella en que Jimmy y Kim lanzan las botellas de cerveza desde su balcón, mantienen esa esencia cinematográfica)  Pero desde aquí todo va un poco más acelerado por una razón importante: gran parte del arco de nuestro protagonista esta completo y su metamorfosis a Saul Goodman es un hecho.

Al final de la cuarta temporada veíamos a un alegre Jimmy cambiándose su nombre de abogado por otro que le reportase más clientes… ¿qué clase de clientes? Jimmy sabía bien a qué público llegar y su incursión en el mercado negro de los celulares fue lo que lo convenció de elegir otro nombre para sus operaciones como leguleyo (bueno, eso a grandes rasgos, sabemos que su cambio de nombre también va acompañado de razones más profundas) De esta forma todo arranca tal cual donde nos dejaron, con Jimmy cambiándose el nombre y de allí en adelante las cosas van tomando un rumbo casi natural.

 Es cierto que una de las gracias de la historia es como van desarrollando las tramas sin que se vean forzadas en el momento en que se cruzan. En este caso la llegada de Jimmy al mundo del cartel de la mano de Lalo Salamanca era bastante obvia y la serie no se dio muchas vueltas ni rodeos para mostrarnos cómo el personaje terminaba allí. En cierta forma,  el ambiente de Breaking Bad empieza a absorber cada vez más las cosas al punto de que Hank Schrader, el agente de la DEA y uno de los antagonistas principales de la serie de Walther White, tiene un sutil, pero muy relevante papel en esta temporada.

Tuvimos que esperar un año, en el medio tuvimos “El camino” la película de Breaking Bad que buscaba darle un epilogo definitivo, pero más allá de eso, que a fin de cuentas no aporto mucho, el tiempo no fue en vano para Better Call Saul. Con esta nueva temporada la serie viene a consolidar un elenco que sabe darle vida a un universo tan súbito como coral: Nacho Vargas, Mikel Ehrmantraut y Kim Gordon siguen siendo trascendentes para la historia general: sus jugadas conscientemente premeditadas, así como sus conflictos internos y cómo lidian con ellos continuan siendo un punto que da mucha leña. Pero también la presencia de personajes menores es altamente sugestiva, desde el presidente de Mesa Verde que representa el típico arlequín republicano, hasta el viejo que no quiere venderle los terrenos de su casa a la gente de Mesa Verde, personajes algo circunstanciales y un tanto caricaturescos, pero que le brindan de mayor gracia y vida a la serie.

También es cierto que esta vez todo se vuelve más oscuro y los últimos capítulos así lo hacen ver. Desde una cruel caminata por el desierto que devuelve el espíritu más Breaking Bad hasta escenas de alta tensión que se sostienen en las miradas cruzadas y diálogos, es indudable que la serie se ha puesto mucho más densa, pero la irreverencia sigue presente y eso en gran medida es por la presencia de Saul.

Realmente podemos ver en esta temporada como Jimmy en más de alguna ocasión tiene rasgos, argucias e incluso se viste de un modo que lo hace entrar completamente en un personaje distinto a él, si lo comparamos con el Jimmy del primer capítulo de la serie, nervioso por llevar adelante un juicio menor, podemos notar que Saul está por sobre el límite de la ley y es quizás esa confianza irracional hacía su alter ego que hace que Jimmy termine cruzando definitivamente a la frontera criminal, siempre intentando salvaguardarse como un abogado, un equilibrista de la ley, pero es demasiado obvio que Saul Goodman no se rige por esos parámetros, Jimmy lo sabe y eventualmente no le quedará otra que abrazar completamente a su creación para poder sobrevivir en un mundo sucio del que, a fin de cuentas y con muchas comillas entre medio “solito llego”

¿Que esperar para el final?


Se ha confirmado que la sexta temporada será la última y la verdad es que realmente extrañaré esta serie porque es una de esas gemas que tiene la televisión (aunque casi todxs la ven por Netflix) que logra llevar elementos de la narrativa visual a otro nivel y construir a detalle una historia que en manos de otrxs bien podría caer en muchos clichés. Aunque debo admitir que técnicamente el trabajo de fotografía no llega a ser tan grandilocuente como en las primeras tres temporadas.

Quizás lo que muchxs esperan es el factor sorpresa. Evidentemente al ser una precuela hay muchas cosas que ya están escritas y ha sido divertido ver el viaje vertiginoso en que Jimmy a entrado para salir como Saul, pero la historia nos debe quizás un cierto cliffhanger, recurso del cual nunca han abusado y las veces que se ha instalado ha sido de forma sutil y clara. No obstante, a estas alturas todo parece definitivo, Jimmy se convertirá en Saul cuando Kim se aleje de él ¿cómo ocurrirá eso?; ¿La asesinarán?, ¿el extractor (a quien vimos en el primer capítulo) le dará otra identidad?, ¿O acaso pasará algo mucho peor? Del mismo modo el recorrido de Mike parece ya trazado y esta temporada ha servido para alinearlo en el cause que ya le conocemos, no parece que nos vaya a dar alguna otra sorpresa, aunque sigue siendo un personaje imprescindible. Quizás la gran duda es con Gustavo Fring, quien más allá de servir narrativamente para atar un par de cabos que quedaron de la serie pasada, su presencia ha quedado un poco estancada y creo que ha llegado la hora de que nos muestre un poderoso as bajo la manga que nos haga entender y mirar sus acciones desde otra perspectiva. ¿Habrá un enfrentamiento brutal entre él y Lalo Salamanca?, ¿Nacho Vargas realizara una última y desesperada jugada? Sabemos que aún estos tipos pueden darnos algo más que justifique su presencia en la historia más allá de simplemente ser el testimonio de Breaking Bad y es realmente lo que espero que pase en la última temporada. A estas alturas este debe ser uno de los pocos spin off que consigue superar o estar muy a la par de su serie madre.-


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