Un
juego indescifrable
Para
quienes necesiten encasillar los géneros y ritmos, podemos decir que el
proyecto de Iglooghost se asemeja un poco a una electrónica Lounge por sus
matices profundamente atmosféricos, pero al mismo tiempo, Seamus se encarga de
darle una forma algo agresiva que por momentos puede incluso recordarnos los “samplers”
de Fantomas (de hecho el disco que comentaremos tiene una curiosa aura tanto en
forma y fondo al Suspended Animation), así como al breakcore de Venetian Snares
pero sin acercarse a ese nivel de brutalidad.
Lo
que prima es la melodía y las atmosferas, incluso recordando un poco al
Dubstep, pero si este estuviese cargado no tanto de pesadillas. Quizás esa sea
la mejor definición de este disco, pero no podemos negar la gran cantidad de
matices y detalles que el trabajo consigue entregar, aún así la indudable
sensación de enfrentarnos a sonidos que sólo parecen tener sentido dentro de
los sueños, incluso podemos hallar cierta conexión al hyper pop de la
lamentablemente fallecida SOPHIE.
Muchas
referencias, todo enlazado de una manera casi insospechada, según el propio
Malliagh las ideas para estas canciones vinieron en los periodos de clases,
esto según una entrevista al sitio Tiumag.com: “Meses antes del lanzamiento [de
su primer disco] me apunté a la escuela. En realidad, hice la solicitud el
verano anterior porque pensé que mi primer álbum no funcionaría y me cubrí las
espaldas. Entonces estuve produciendo los discos mientras hacía clase y todos
los días corría de clase a casa con nuevas ideas, desesperado por llegar y
plasmarlas. Creo que estar atrapado en esta especie de prisión me hizo darme
cuenta de la suerte que tengo de poder hacer este tipo de canciones extrañas”
Igloghost
por su parte es más que un alter ego, dentro de la movida electrónica más
contemporánea, el proyecto se presenta más como un ente y desde ese sentido la
estética tanto en arte como videos musicales te hace entrar a otra dimensión,
casi como esos bumpers bizarros que MTV programaba en sus comerciales. Quizás
es otra característica prolífica de este artista, su capacidad para no sólo
crear canciones insólitas sino que dotarlas de un universo propio en donde
parecen desarrollarse. Volviendo con la entrevista Malliagh reconoce que si
bien lo primero es la idea musical, le gusta mucho crear un universo en torno a
ello, y en gran parte esa locura sonora, ese juego medio indescifrable que
propone a quienes escuchamos su obra, resulta de su fascinación por los sonidos
de la música new age, siendo quizás otro factor decidor para crear su estilo: “Me
encantan las movidas new age de los 80. Temas en las que intentaban sintetizar
instrumentos orgánicos utilizando una tecnología de mierda. Me encanta cuando
están muy cerca de algo orgánico pero entonces se salen del cliché y
accidentalmente crean algo que parece físico pero que ni siquiera existe en la
vida real.”
Un
mundo de electrónica único
Los
buenos resultados que Neō Wax Bloom (NWB) provoco en la escena una vez empezó a
ser descubierto por melomanxs y productores, empujaron la carrera
de Igloghost a una velocidad que él no se imaginaba, y aún hay mucho despliegue
de creatividad en cada siguiente entrega, no obstante, para mí el impacto de
este primer disco sin duda funciona como un parte aguas definitivo a una
tradición de música electrónica de club que parecía cada vez refinarse mucho
mejor, pero no aportar un signo de exclamación distintivo. NWB consiguió llamar
la atención de un modo bastante intenso y aunque los sucesivos trabajos han
seguido reforzando esa línea musical casi maniática que refleja este trabajo,
siento que la fuerza y originalidad del sonido de este primer disco sigue
siendo muy fresco y un excelente punto de partida para abrir un poco la cabeza
en relación a la música electrónica actual. Por cierto el apoyo que tuvo este
disco fue el respaldo por el sello Brainfeeder del inigualable Flying Lotus.
El
disco, un poco inspirado en los conceptos caricaturescos de Pendleton Ward y su
famosa serie “ADVENTURE TIME” nos trae un ambiente mágico, lleno de criaturas
gomosas, donde la historia que se desarrolla tiene que ver con dos ojos que
descienden sobre un mundo catastrófico. Cada track sigue la pista de estas
pequeñas criaturas. Y le seguimos sumando cierto misticismo a todo esto ya que
Iglooghost afirma que este no es un álbum conceptual, porque la historia que
cuenta realmente sucedió: lo vio todo en su jardín.
En
cuanto al sonido, resulta tan visceral, burbujeante, extraño y colorido que definitivamente
es fácil perderse entre tema y tema, no obstante, entre más entregado se dispone
uno a este mundo más se consigue disfrutar de un trabajo que visualmente
encajaría muy bien en un filme de found footage tipo Baraka. Pero lo más
curioso es que este mundo sonoro lleno de vueltas intensas, tiene su primera
influencia en el mundo del metal, razón
de que cada canción resulte tan ostentosa como poca ortodoxa, es aquí donde
podemos develar la clave de este trabajo: cada canción son movimientos
continuos y cambios de ritmo realizados a través de sonidos agresivos, pero
siempre manteniendo ese aire onírico-infantil de fondo.
Jams
excéntricos, voces que parecen cantar en un idioma no humano, así como voces
muy pitcheadas que parecen rapear desde otro universo, galimatías revueltas, risas
y otros ruidos humanos que crean la sensación de que estamos escuchando una
música casi alienígena. Iglooghost propone una variedad de ruidos intermitentes
y cortados que se sienten muy fantásticos debido a lo agudos y nerviosos que
son. Para atenuar la vibración, muchos de los sonidos agudos van acompañados en
el fondo de una línea de bajo potente y contundente como la que escucharías en
una canción de Grime, esto nuevamente acercaría a nuestro excéntrico amigo a
una producción más cercana al llamado y muy de moda últimamente HYPER POP. La
superposición de sonidos bajos y altos agrega una profundidad deliciosa que
sigue dotando al disco de una profundidad en donde se pueden apreciar ruidos
mucho más lejanos, incluso.
El
concepto del disco no deja de maravillar y la producción esta tan bien pensada
que todo se puede (y creo que es la mejor forma) escuchar como un bloque sonoro
en donde obviamente destacarán algunos segmentos por sobre otros. En
"White Gum", Iglooghost convierte la implacable voz del rapero AJ
Tracey en un peculiar ataque se ruidos agudos. El ambiguo rapero underground
Mr. Yote también aparece en “Teal Yomi / Olivine”, desafiando la tormenta de ruidos
complejos con su propio cambio de tono. Con un enfoque opuesto, el vocalista
japonés de dream-pop Cuushe se desliza sobre "Infinite Mint", una
suculenta balada llena de destello y luminosidad. Malliagh suaviza su filo para
momentos como estos sin sacrificar el efecto envolvente de la producción.
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