viernes, 27 de agosto de 2021

100 Discos para mis treinta: #25 Faith No More - King for a day fool for a lifetime (1995)


 

Tenía que sacarme este disco de encima. Honestamente no sabía en qué lugar ponerlo, pero siempre estuve seguro que iba a estár dentro del TOP 30. Quienes me conocen y quienes han leído este blog ya saben de mi afición por Mike Patton y Faith No More, ¡la única banda que he visto en vivo cuatro veces! He escrito un RANK sobre sus discos, he reseñado su último trabajo hasta la fecha. En fin, más felaciones de mi parte hacía los de San Francisco no puede haber, pero si debo admitir que existe un disco de estos muchachos que me hace irme muy arriba y que sin importar el tiempo desde que lo descubrí, no dejo de apreciarlo y escucharlo al menos unas diez veces cada año, se trata del querido por muchxs King for a day fool for a lifetime.

 

Descubriendo al hiperventilado Patton

 

La formación del grupo mientras grababan el disco en 1995

Yo tenía 14 años y un profesor (el mejor y más buena onda que teníamos en el colegio) me prestó un CD ROOM  que contenía varios discos de bandas de Patton “Para que alucines” me dijo. Por un lado tome el gesto como una gran muestra de credibilidad, este profe era el que a mi gusto mejor música escuchaba en todo el cuerpo docente y que se haya fijado en mi gusto musical sentí que me otorgo una validación lo que se convirtió luego en una ingenua soberbia. Pero, honestamente en una primera y rápida escucha, no entendí mucho la música. En el CD ROOM estaban copiadas las discografías de Mr. Bungle, Fantomas y los cuatro trabajos más importantes de Faith No More y si bien genuinamente fue algo que me movilizo mucho la curiosidad, tampoco fue algo que para ese momento me deslumbrara tanto como esperaba, especialmente Faith No More, cuyo único dato previo que tenía era que se habían presentado en el Festival de Viña del Mar en el año 1991.

Durante ese periodo de mi juventud yo acababa de descubrir el metal y el culto al genero era muy agresivo como para ponerse a escuchar otras cosas más variadas, es más, casi todo lo valoraba con la vara del Metal, por lo que las guitarras y el rock de Faith No More se me hacía completamente inocentes frente a la demolición técnica y brutal de grupos como Death o Mayhem. Mucho peor fue cuando empecé a interesarme genuinamente por escuchar las bandas más alocadas de Mike Patton y descubrí un mundo de música rara llena de advant garde, jazz, noise y las experimentaciones que realmente me hacían sentir como un neófito entrando a un club BDSM. Por lo mismo, incluso hasta ese momento, Faith No More seguía siendo algo que no valoraba mucho dentro de la oferta Pattoniana, es más, como buen fanático que era, por ese tiempo buscaba entrevistas y leía muchas cosas sobre el engominado y generalmente la opinión que ese hombre tenía por aquellos años sobre su pasado con Faith No More parecía  cuanto menos amarga. FNM parecía demasiado comercial frente a las cosas que yo ya sabía Patton estaba realizando. Por lo mismo yo también adopté una actitud apática hacía el conjunto cuyo hit Epic, me parecía de un insulso hard rock.

Una vez que esta intensidad en mi conducta bajo, le di otra oportunidad a la banda. Todo comenzó escuchando atentamente el King For A Day…Su portada, de la mano del artista grafico Eric Drooker (revisen más de sus trabajos, son geniales) donde se mostraba a ese icónico perro a punto de atacar junto a un guardia de seguridad sosteniéndolo de la correa a duras penas, esos fondos rojos y negros que daban cuenta de una especie de litografía, ese tono de ira y autodestrucción que transmitía la imagen, no podía negar que era un llamativo trabajo visual. Ya desde ahí íbamos bien, pero lo musical me trastornó. No es que antes no hubiese escuchado una  o dos canciones sueltas del disco, pero escucharlo de principio a fin, al fino detalle y dejándose llevar por las partes más agresivas así como las más melosas, aquella sensación que viví a mis casi quince años escuchando ese disco encerrado en mi habitación, una tarde de lluvia y disfrutando cada canción en su máximo nivel, repitiendolo una y otra vez, olvidándome del tiempo y del mundo, wow, eso fue algo que pocas veces se me ha dado con música de este estilo.

Puede que sea por Mike Patton, realmente amaba a ese tipo durante mi juventud, de hecho me peinaba hacía atrás, un estilo para ese momento nada de cool, pero que a mí me hacía sentido. Me gustaba ver sus presentaciones en vivo, ese histrionismo, esa energía casi autodestructiva que el hombre desplegaba en los escenario mediante una adrenalina acérrima, era un gran frontman durante la década de los noventa y merecía un podía junto a los rockstar de ese tiempo, pero resulta que sus opiniones, su forma de ver el mundo y su sensibilidad ante la industria eran bastante singulares, ok, no era un Frank Zappa haciendo una tremenda declaración de principios, pero era un tipo que se sentía muy sincero y que de algún modo u otro no le cabía para nada la etiqueta de roquero superestrella, por lo que sus performance en vivo eran algo mucho más orgánico que estético y eso realmente me hacía vibrar. Fue uno de mis grandes referentes durante mi etapa adolescente, además, el hecho de que tan poca gente lo conociese en el colegio me hacía sentir un poco especial, como que escuchaba algo que no todo el mundo era capaz de apreciar. Sí, cuando me decidí a escuchar el King For a Day…fue únicamente por el amor que le tenía a Patton, después de ver ese mítico concierto que Faith No More realizó en Santiago de Chile, el año 1995 donde el vocalista aleonó al publico para que le lanzasen escupitajos a la boca. La proeza siempre me pareció de un nivel de punk extremo y que sólo alguien real - capaz de poner el cuerpo sobre un escenario con su avasalladora presencia - podía hacerlo. Así que sí, después de ese concierto, aún obnubilado por el desplante del hombre de California, decidí escuchar el disco.

Honestamente, con el tiempo he ido valorando al resto de los integrantes de la banda, pero es inegable que un 70% de la energía del grupo esta muy bien canalizada por Patton, el resto de los integrantes no es que deslumbren mucho, pero siempre han sido músicos correctos y con ciertos momentos de brillantez, que en este disco, bueno, la verdad no se nota mucho, pues la exhuberancia de la voz de Patton medio que sí se come los tracks y además para cuando grabaron este, su quinto disco, ya no tenían a su icónico guitarrista Jim Martin, quien realmente con su estilo sí conseguía rivalizar en presencia con Patton, pero para este disco entro como guitarrista Trey Spruance, quien de algún modo u otro cambio el tono con que las guitarras de Martin se habían escuchado en los discos pasados y consiguió dotar al conjunto de una frescura única que hacen que la música realmente no tenga un limite cercado. Bueno sin más, vamos con este estupendo trabajo de los noventas, que sigue tan vigente como en sus años mozos y que para muchxs fanáticxs del conjunto corresponde al mejor disco que la banda haya conseguido realizar.

El mordisco del perro


 

KFADFFL es un trabajo punzante, de mucha energía, muy directo. Por el momento de su elaboración la banda estaba en fuertes conflictos y ya empezaba a asomarse el fantasma de la separación. Patton realmente parecía harto del grupo y Roddy Button, tecladista del conjunto, empezaba a canalizar sus ideas musicales en una banda de power pop llamada Imperial Teen. Mientras Billy Gould, el bajista, intentaba buscar un nuevo rumbo a su grupo, Mike Bordin el característico batero, empezaba acercarse cada vez más a los trabajos como músico de sesión e incluso muy pronto llegaría a tocar en la banda de Ozzy Osbourne.

Los climas tensos y agobiantes no son un problema para la banda, realmente la mayoría de sus discos se realizaron a punta de mala onda y rencillas silenciosas, pero en este caso el asunto parecía bastante sofocante. Ni siquiera Matt Wallace, el productor que acompañó al conjunto desde el comienzo, quiso embarcarse en este nuevo rumbo, realmente los ánimos estaban quebrados y la falta de un guitarrista que pudiese cupir adecuadamente el lugar de Jim se convertía en un dolor de cabeza cada vez más profundo.

Según cuenta la leyenda hubieron un par de opciones antes de llegar  a Trey Spruance, compañero de Patton en Mr. Bungle, banda que por aquel entonces tenía casi una fama anónima. Se barajo incluso la posibilidad de traer a Geordie Walker de la mitica banda ochentera Killing Joke, que era además una de las influencias más notables para el estilo de bajo de Billy Gould, pero finalmente se optó por Trey casi frente a un Patton que acepto de mala gana el asunto, aunque el resto de sus compañeros tampoco vieron con buenos ojos la llegada del multi instrumentista, más que nada por que temían que junto a Patton tomasen un control creativo parecido a Mr. Bungle y que Faith No More se terminase convirtiendo en la banda alternativa y no la principal, un miedo razonable si tomamos en cuenta que a principios de la década Patton amenazó a la disquera (y puso en juego el futuro de Faith No More) con irse de la banda sino lo dejaban grabar el primer disco junto a Mr.Bungle.


 

Con la adecuada producción musical de un genio del oído como Andy Wallace quien venía muy recomendado después de haber producido un disquito simpático llamado Nevermind de unos tal Nirvana, la banda decidió darle una verdadera oportunidad a Spruance y de inmediato los convenció con su amoldado talento musical y por la buena química que genero al menos con Billy Gould y Mike Bordin quienes eran los principales artificies del ritmo y sonido de la banda. Según se comentó en entrevistas Patton nunca estuvo de los mejores humores durante la grabación del disco, no obstante, su interpretación vocal es magnánima, quizás el mejor disco en su catalogo de rock en el que podamos notar su variedad de tonos e intesidades con las que consigue captar muy bien la escencia de cada canción, Patton con su talento se roba la película. El más afectado fue Rody Bottom cuyo aporte instrumental a las canciones se vio muy opacada y relegado casi a un nivel ornamental, no es que Rody durante la discografía de la banda tenga momentos muy destacables, quizás en los primeros discos más post punk, pero en este disco realmente se nota su ausencia, aunque tampoco me imagino las canciones de otro modo. Todo arranca con Get Out, un punk rápido, brutal, sin consesiones y sin mucha variable, es un tema que devuelve esa onda más hardcore de los primeros años de la banda y un Patton desaforado realizando gritos a todo volumen. Quizás la canción a la larga no se siente muy memorable dentro de la discografía de la banda e incluso no parece el gran inicio para un disco como este, pero quizás esa era la idea de ponerla al principio, dar cuenta del tono con que todo se iba a desarrollar.


 

Aún así Ricochet mantiene un tono más solemne, el tema bautizado previamente como Nirvana, en cuanto a sonido funciona bastante bien como un homenaje a Kurt Cobain de quien Roddy Buttom era muy cercano, pues, si no lo sabían, Button en su momento fue novio o algo de Courtney Love, sí rarísimo, pero se ve que fue de esos noviazgos que quedan en buenos términos, pues ambos siguieron frecuentándose y por ello Button mantenía cierto lazos con Cobain, por cierto, el año de la muerte del astro del grunge quizás fue el más oscuro para el teclista quien luego de pasar por un periodo de adición a la cocaína, declaro abiertamente su homosexualidad, incluso sus propios compañeros de grupo desconocían esto, el shock mediático fue intenso, quizás por ello (y por su participación con Imperial Teen) es que Rody no colabora mucho en este disco aunque Ricochet de algún modo parece escrita por él, sus teclados ambientales consiguen brindarle de una atmosfera única. El rock más suave seguiría en Evidence, uno de aquellos hits que el grupo consiguió despachar, un hit que ha envejecido muy bien, casi atemporal, el tema no deja de tener gracia a cada escucha. De ritmo soul y con ciertos toques de jazz bohemio, la canción es una de las que más desafía el catalogo sonoro de la banda y sin embargo, se siente muy propia, ajustada, un blues bajo sus reglas, se nota la destreza de Spruance de poder acoplarse a otros estilos, cosa que Jim no le salía muy bien, de la voz de Patton, sensual, con gran estilo, aquí nació esa faceta vocal más tirada a lo Prince que después supo explotar en otros proyectos más R&B como Lovage.

El fundido en las teclas de Roddy al cierre de Evidence contrasta brutalmente con los rasgeos furiosos de Spruance para el inicio de The gentle art of making enemies uno de los temas imprecindibles en los conciertos del grupo. Realmente, no es una canción que me vuelva tan loco, se me hace que agota un poco su formula y que podría ser más breve, pero ese final orgásmico con Patton nuevamente desatando su locura en unos gritos de puro death metal, no pierde brillantez, un acierto de Wallace el mantener esa producción más sucia para este tema, realmente parece una banda ensayando. Star a.d viene con otro cuento y a estas alturas quien escuche esto por primera vez realmente se preguntaría si la mera etiqueta de rock pesado tiene algún sentido aquí, la canción es muy lúdica y juega con ritmos de funk y aires de Jazz a lo New Orleans, un experimento inaudito hasta el momento, pero que se sigue sosteniendo muy bien bajo el estilo tribal de Faith No More y la voz cambiante y sorpresiva de Patton, por cierto la canción incluye instrumentos de viento y un solo de guitarra demasiado sofisticado.



Cuckoo for caca tiene una letra que habla sobre comer caca…en todos los sentidos posibles, algo que también es muy propio de Faith No More, jugar con temáticas poco ortodoxas. Por otro lado la producción le da al tema un aire más de trash metal a lo Slayer, Spruance se luce y los arreglos de teclado que mete Roddy consiguen darle a la canción un mejor nivel, el quiebre con ese bajo punketa y el final explosivo de Patton hacen que la canción sea un pogo obligado. La calma vuelve con Caralho Voador una curiosa selección de Bosa Nova con puentes de batería ondeantes y Patton canturreando en Portugues, todo con un aire de misterio y enigma envolvente que culmina con un guiño casi obligado  a Chica de Ipanema. Ugly in the morning es la canción que menos me gusta ya que se siente como un residuo de los anteriores temas violentos que veníamos escuchando, y la formula ya empieza a volverse evidente, con un Patton que culminará en una serie de gritos hasta que la cosa se desmadre. Más llamativa resulta Diggin the grave mi primer amor a una canción de Faith No More, realmente esta canción la escuchaba mucho, la amo y sigo considerando como un tema cumbre dentro de lo que es el punk, muy original no es, pero su despliegue violento, visceral y hasta macabro, la interpretación de Patton totalmente acojonante, en fin, creo que es un tema que interpreta muy bien la sensación de rabia y hartazgo, perfectamente me imagino la escena de un tipo cabreado renunciando a su trabajo de mierda de forma brutal con este tema de fondo.

Take this bottle calma las aguas con una balada que siempre me sonó muy cercana a Pearl Jam, muy melosa, pero con una cuota de sarcasmo en el tono de Patton y unas guitarras que se lucen, es otro punto alto en el disco y en la discografía del conjunto, realmente los momentos que la interpretan en vivo son apreciados por los fans. King for a day vuelve a esa atmosfera más cercana al grunge de Alice In Chains y Nirvana en su etapa final, con aires progresivos y una línea de guitarra media lisérgica, el tema se ha convertido en uno de los más emblemáticos. Aún queda momento para un mordisco más del perro y este viene con What a day, la verdad una canción que no suma mucho, pero mantiene ese equilibrio de calma y locura, el tema es más recordado porque en una presentación de los noventa, mientras la están interpretando Patton se manda una pirueta hacía atrás, momento bastante cool.


 

El tramo final con The Last to know despliega melancolía en las guitarras y el teclado va enalteciendo la atmosfera, nuevamente Patton se roba la película cantando de una forma muy solemne. Y el final es majestuoso, bastante extasiante: Just a man comienza con unos acordes regae, un bajo ludico y unos teclados medio orientales, el coro es grandilocuente, pero lo que viene en la última parte es lo que maravilla, después de mantener un clima de constante expectación auditiva, Faith No More acompañados de un coro gospel otorgan uno de los momentos más sobrecogedores de su discografia. Bueno, quizás exagero, pero realmente el final de Just a man se siente mágico y casi como liberador después de un camino sorteado de violencia y extrañamiento. Quizás un cierre necesario y que vuelve a inmortalizar la década de los noventa como otro gran punto para el rock y su sonido.

 


Faith No More es una banda respetada, pero no sé si tendrá el estatus de ser una leyenda con todas sus letras, aún así KFADFFL consiguió ser una obra que hasta el día de hoy se siente fresca y que siempre llama la atención de sabía joven.-

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