Película: Er ist wieder da
Año: 2015
País:Alemanía
Adolf Hitler despierta en pleno siglo 21. Rápidamente gana la atención de los medios, pero para los Alemanes solamente se trata de un cómico realizando una permanente parodía. Hitler aprovecha ese plus para renaudar su misión dentro de la sociedad Alemana que quedo incompleta desde hace setenta años atras.
¿Cómo se adaptaría
Hitler al siglo XXI? Esa es la disparatada premisa con que da pie “Er ist wieder da” (Ha vuelto) que se guarda poco
consentimiento a la hora de criticar, pues bajo lo que parece una comedia
burlona e ingenua se esconde una mordaz sátira social a la Alemania de hoy en día que bien puede
adaptarse al contexto político de otros países como por ejemplo Estados Unidos
en donde la implacable carrera presidencial de Donald Trump ha sacado a relucir
lo peor de su pueblo. Los realizadores de este filme dieron con un punto
primordial al elaborar esta historia, pues dejan entrever que por más nacional sea
la problemática que se toca, siempre
terminará involucrando una fuerte dosis universal en la que finalmente todos
podemos vernos reflejados.
La película adapta con
fidelidad el argumento del best sellers
“Ha vuelto” escrito por Timur Vermes y publicada el 2012, en ella Hitler
despierta en medio de una plazoleta del Berlín actual sin entender qué rayos ha
pasado con su existencia ya que unos segundos antes había decidido suicidarse
en aquel histórico Bunker. Al poco andar por la ciudad se descoloca por todo lo
que observa a su alrededor, sin embargo, convencido de que fue transportado a
esa época para una misión específica decide propagar sus ideas nazis con la
misma convicción y vehemencia que siempre, rápidamente su figura causa
sensación en las personas creyendo que se trata de un talentoso comediante y
alcanza un nivel de popularidad tan insólito que logra convertirse en una
estrella de televisión. Todos se ríen con la supuesta caracterización de Hitler
quien lejos de olvidarse de su objetivo acrecienta sus ansias de poder en este
nuevo contexto, poco a poco todos empiezan a asumir su discurso y nuevamente
como ocurrió hace 70 años las palabras de Hitler logran encausar los
patriotismos más bajos de la sociedad Alemana encumbrando la intolerancia y
odio como bandera principal y amparándose en su carismática figura para ser
direccionados, Hitler comprende sagazmente la mecánica de esta nueva era y se
da cuenta de cuál es la mejor manera para proyectar su discurso e
instrumentalizar su ingenio político manipulando a las masas para volver a convertirse
otra vez en el Führer. Si reflexionamos
unos momentos la estrategia política con la que Donald Trump se ha
desenvuelto este último tiempo no es muy diferente a lo que plantea la historia
de este libro con respecto a Hitler, básicamente Trump es un tipo vociferando sin
filtro sus ideas fascistas ganando la aceptación del sector más conservador de
su país, pero también del más poderoso y eso sin olvidar que a fin de cuentas
cada estupidez que dice lo termina convirtiendo en un personaje más popular y
simpático dentro de la opinión del ciudadano promedio que no se plantea
demasiado la política en su día a día, finalmente Trump es alguien a quien no
parece importarle espectáculizar su discurso con el fin de generar ruido, no le
importa ser tachado como el malo más malo ni ser contantemente menos cavado
como ser humano por los medios liberales porque en el fondo sabe que todo lo
que dice tiene eco y reverbera en el corazón del Americano más ignorante que no
busca transiciones políticas ni económicas sino ilusiones y un rostro que se
haga cargo de despertarlas.
Por su parte la
película de David Wnendt transmite bien el sentido del libro, pero lo
complementa al experimentar realmente la esencia del argumento, sacando a
Hitler a la calle para interactuar con la Alemania actual, es así como lo que
comienza siendo una comedia con toques de humor negro, pero predominantemente
dominada por las situaciones desconcertantes en las que se ve envuelto nuestro
protagonista (que es básicamente el desconcierto del hombre de otro tiempo
frente a la actual) termina convirtiéndose en una densa tragedia que versa
sobre la responsabilidad de los medios de comunicación. Y es que la película
nos manipula quizás de la misma manera que lo haría un político sin escrúpulos,
aquella primera escena en la que Hitler conversa con un maître
y le cuestiona – con mucha gentileza, por cierto – el por qué la gente ya no lo
saluda de la manera apropiada (Ya sabemos, realizando el clásico Hail Hitler!
Con el brazo extendido) es hilarante y parece señalarnos que la obra no
pretende escarbar en cuestiones muy espinosas sino que jocosas, pero finalmente
con el ascenso de Hitler a los charting más grandes de popularidad y su
consecuente traición hacía la persona
que lo ayudo en todo momento devastándolo en la locura, mostrándonos como un
hombre de mente fría y manipuladora logra el cariño popular es algo que
indudablemente nos deja una sensación desagradable, una sensación de que este
tipo de cosas sí ocurren en la vida real a causa de las mismas personas que no
saben hasta qué punto seguir la broma.
La película arranca con
un Hitler simpático, humorístico, ingenuo del que uno se llega a encariñar
viendo sus virtudes y comprendiendo sus
defectos, el concepto mismo del filme se orienta hacia ese lado, pero
inexorablemente la historia universal nos ha enseñado que los monstruos son
aquellos que esconden su faceta tras una máscara y al final de la película
Hitler sigue siendo Hitler, todo el criterio que la película venía armando
cambia drásticamente, no hay apologías ni parodias, no hay ansías del director
de evadir una responsabilidad comunicacional si no que todo lo contrario, el
mismo dialogo de Hitler casi al final del filme deja entrever esto “Fui elegido
por el pueblo Alemán así que si soy un monstruo, entonces todo el pueblo Alemán
lo es”.
En la película Hitler
aprovecha las virtudes de la televisión, primero en un programa humorístico,
pero luego su éxito lo hace aparecer en todos los programas de la cadena televisiva
ya sea los de corte familiar, de entrevistas, de política, de deportes, siempre
bajo la idea de que se trata de un comediante demasiado audaz y compenetrado
con su personaje, nada parece detenerlo en
su éxito que además se viraliza por youtube, todo bien hasta que se filtra un
video en donde éste mata a un perrito lo que causa su repudio masivo,
básicamente la televisión deja pasar cualquier desfachatez menos la violencia
gráfica hacía los perros por lo que Hitler ya no puedo volver, aun así su
mensaje ya había calado hondo en la sociedad por lo que su apoyo rápidamente vuelve
y el asunto del perrito se olvida, Hitler al percatarse de esto emprende un
lavado de imagen y comienza sus esfuerzos en la realización de una película.
Todo se termina convirtiendo de alguna manera
en una meta-referencia que crítica la poca responsabilidad de los medios
del espectáculo a la hora de influir en la sociedad políticamente.
Uno de los aspectos más
interesantes presentes en el filme además de ese insospechado giro dramático,
es que el actor que representa a Hitler, Oliver Masucci, salió a la calle junto
al director para interactuar con la gente y grabar sin guion –en la mayoría de
los casos- las reacciones y comentarios de los transeúntes, muy al estilo de
películas humorísticas como “Borat” o “El abuelo sinvergüenza” que buscan el mismo
fin. Lo que sorprende y preocupa es que en la mayoría de los casos las
reacciones fueron positivas y alegres, todo el mundo saludaba a Hitler con
respeto y buscaban sacarse una selfie a su lado, claro, seamos justos y
convengamos que la mayoría veía una parodia al respecto porque nadie en su sano
juicio tomaría en serio algo así, no obstante, llama la atención la poca seriedad que ha
ganado una figura controversial como la del Führer, de todos modos en la
película sólo se registra una persona
que sí le llama la atención al actor y a la producción de la película dejando
ver su queja al respecto. Otra cosa que se puede rescatar es la lastimosa
opinión generalizada que varios Alemanes tienen sobre la inmigración acusándola
de ser el principal malestar de la nación, achacándole cosas típicas del
discurso xenófobo como la delincuencia y la inseguridad, así como también
estupideces como que el intelecto de los Alemanes ha bajado un 40% debido a la
mezcla con extranjeros, todo esto deja en claro que el discurso nacionalista de
Hitler se mantiene en las entrañas de muchos, así mismo un montón de
entrevistados se sentían en cierto modo liberados al ver la figura de Hitler y se
quejaban constantemente de la poca tolerancia social dentro de su país al
momento de esbozar una opinión que se emparentase con los ideales nazis, esto
se lleva la quinta ponencia cuando algunos entrevistados declaraban que las
ideas de Hitler tenían sentido y que de haber estado en el momento adecuado ellos
hubiesen seguido diplomáticamente al Führer. Es preocupante
esta reacción generalizada en el pueblo ya que no estamos hablando de Neonazis
(quienes dicho sea de paso en la película tienen una presencia ambigua, pues
creyendo que Hitler ridiculiza la figura del Hitler histórico, terminan dándole
una golpiza) si no de gente común y corriente de clase media expresando una
opinión sincera.
Según palabras del director a la hora de encarar su película:
"Los alemanes deberían poder reírse de Hitler en lugar de verle como un monstruo, porque eso le libera de la responsabilidad de sus acciones y desvía la atención de su culpa en el Holocausto. Pero debe ser el tipo de risa que te atraganta, y casi te sientes avergonzado cuando te das cuenta de lo que estás haciendo."
"Los alemanes deberían poder reírse de Hitler en lugar de verle como un monstruo, porque eso le libera de la responsabilidad de sus acciones y desvía la atención de su culpa en el Holocausto. Pero debe ser el tipo de risa que te atraganta, y casi te sientes avergonzado cuando te das cuenta de lo que estás haciendo."
“Ha vuelto” es una obra
con mucho potencial, y que logra dar vuelta el carisma predecible con el que se
funda, pero por alguna razón no logra satisfacer del todo las expectativas
quizás porque se enreda mucho en historias secundarias sin ninguna relevancia,
parodias a otras películas sobre Hitler que no resultan necesarias ni
divertidas y que le quitan tiempo al debate real que considero es la esencia de
la historia. Al final la gran reflexión que queda de todo este chiste es que si
las ideas de Hitler siguen vivas no es únicamente por un montón de neonazis
tarados que hacen ruido de vez en cuando si no porque la sociedad dentro de sus
entrañas parece reclamar este tipo de actitudes fascistas en un líder y eso sí
que es alarmante.-
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