Entendamos algo, el metal desde sus inicios - al igual que el
punk - fue la música de los marginados, de los rebeldes sin causa y por sobre
todo de los que buscaban una identidad furiosa con la que expresarse al andar
por la calle. El metal es el hijo más trastornado del rock, el metal es aquel
retazo adolecente que busca explotar fuera de toda norma, su misión desde que
Paul Mccartney compuso “Helter Skelter” ha sido fundar el caos. La orientación
hacía lo diabólico y profano es una
consecuencia más de aquello, desde el inocente “Number of the beast” hasta el
vehemente “Placer to kill” todos los himnos metaleros son canciones que vienen
a posicionar en quien los promulga la acción y la potencia por sobre cualquier
otro discurso.
Sin embargo, hoy en día toda la actitud del metal está sumida
como un estilo comercial más dentro del mercado del entretenimiento, el metal ha
dejado atrás toda su tradición marginal que de algún extraño modo lo emparentaba
al punk, entonces nos topamos que, como casi todo lo que se convierte en
consumo en este mundo capitalista, aquella música se ha vuelto una moda, una
actitud traslucida en la mercadotecnia más simple, igual, no es culpa de nadie,
el capitalismo controla el mercado del entretenimiento y del arte y siempre
suele tomar las corrientes o movimientos más llamativos para venderlos
despojándolos de su discurso más polémico. Así ha sido con todo estilo de
música que nace desde la crítica y la disconformidad, el hip-hop, el punk, o
incluso el reggae que proviene de una cultura específica no son la excepción.
Cuando te lo propones puedes ser tan tierno |
Actualmente dentro del contexto del metal hay un estilo para
todos los gustos, hay una banda que se encasilla en una mercadotecnia
oligofrénica que va sacando estilos y más estilos a raíz de pocos indicios por
parte del público sino más bien con el fin de generar una sorpresa inmediata en
los ojos/oídos del consumidor quien siente ya que nada lo puede volver a sorprender como
antes. En ese sentido hace un par de años empezó a pulular por internet un
proyecto que en principio parecía una simple broma de corto alcance, pero que
ya después de cinco años ha demostrado que de broma poco tiene. BABYMETAL es un
proyecto llevado a cabo por una empresa nipona que ha convertido el concepto en
un verdadero producto, una verdadera marca industrial que va más allá de sus
integrantes o colaboradores, la idea es mezclar las melodías pegajosas del
J-POP acompañadas de toda su estética y parafernalia con los riff y potencias
propias del metal más duro, a primera vista este entrelazamiento sólo podría
generar dudas en la cabeza de un metalero férreo, pero hay que ir a la historia
para entender todo ese menjunje y en realidad, la historia es bastante sencilla
de resumir.
En Japón la industria del J-Pop suele ser un bastión para
alienar a las masas de adolescentes y niños conformistas –bueno, como en todos
lados- por lo mismo los miles de grupos que se producen están compuestos generalmente
por menores de 18 años que al momento de graduarse del colegio ya sea por
contrato con la discográfica, o por razones que están fuera de mi conocimiento,
también suelen desligarse del grupo, como muchas veces algunos integrantes de
estos grupos (que de verdad tienen muchos, muchos integrantes, un modelo
comercial que el pop coreano también ha imitado) son muy populares y queridos
por el público se les sigue explotando ya sea en carreras solistas (que es lo
más común) o en subgrupos del conjunto original. Esto fue lo que le ocurrió a
Suzuka Nakamoto una muchacha que logró gran notoriedad cantando dentro del
grupo j-pop Sakura Gakuin por lo que una vez que se tuvo que “graduar” de esa
banda por haber alcanzado la mayoría de edad a los productores y gerentes de la
casa discográfica se les ocurrió usar su figura y su voz para promover una
banda hermana del conjunto pop, y así fue como nació BABYMETAL. Si se lo
preguntan, Sakura Gakunin, la banda madre de todo esto, es un proyecto de j-pop
normal que no sorprende a nadie porque no resalta en lo absoluto de la inmensa
cantidad de bandas J-POP que hay en Japón, no obstante BABYMETAL sí logro
superar esta límitancia con creces. Desde su primer momento se podía notar que
este extraño hibrido daría que hablar: Tres chicas, dos de ellas aún niñas
menores de 16 años (en sus comienzos) que bailaban y cantaban con ese clásico
estilo chillón y chibi-chibi que explotan los japoneses, sumergidos en una
estética propia de videojuego, anime y “VISUAL LOLITA” (refiriéndome a la tribu
urbana). Se trataba de un pastiche posmoderno que ni el más refinado artista
hubiese soñado, todos los elementos que perfilan la singularidad del J-POP y de
la cultura pop japonesa combinados con momentáneos puñetazos de guitarras
duras, baterías con doble pedalera constante y un bajo distorsionado.
Evidentemente el proyecto no fue tomado en serio, más aún cuando la propuesta
era rotular el género como KAWAII METAL, proliferaron los video reacciones en
youtube donde el desconcierto era el sentimiento primordial. ¿A quién iba
dirigido todo este rollo? ¿A los otakus? ¿Se trataba de un fetiche japonés?
Todo eso dejo de ser una pregunta obligada cuando ya el 2014 la banda se
presentó en el Sonisphere, junto a nombres consagrados como Metallica y Iron
Maiden dando a entender que sea como sea eran una propuesta metalera más dentro del
panorama.
Técnicamente y saltando ese shock inicial que se produce al
encontrarse con tamaña propuesta no se le puede alegar nada más, y es que los
nombres de los músicos que colaboran con las canciones son de lo más variopinto
y prestigioso dentro de la escena metalera, desde los integrantes de la
estrepitosa banda Maximum The Hormone hasta los guitarristas de la banda Power-metal
Dragonforce, todos han hecho desfilar de manera anónimo su potencia y talento,
pero más allá de aquello las fusiones rítmicas y musicales están muy bien
diseñadas y transmitidas, además por si fuera poco Babymetal no se conforma
simplemente con esta mezcla de por si disonante sino que también suele incluir
en una que otra canción elementos más contemporáneos como el Dubstep, el ska, el
drum n bass e incluso el rap. En definitiva se trata de una propuesta que
amalgama un montón de formas bajo un concepto muy singular, y lo logra con
creces. Lo que me lleva a mi pregunta inicial ¿qué tan abierto de mente es un
metalero para tolerar esta propuesta? Y es que para aquellos acérrimos de la
vieja escuela seguramente Babymetal no se le puede considerar música, sino que
una simple burla o un intento desesperado de vender algo.
Esta bien, más allá de que esta banda es fiel al concepto de
grupo de laboratorio ya que un par de productores tomaron a tres chicas que no
tenían relación alguna con la propuesta metalera y se les puso a cantar y
figurar así sin más, por encima de eso, su calidad musical y el valor complejo
de sus producciones es innegable, claro que si hablamos de espíritu y esencia
metalera poco queda, pero no sé si tiene sentido hablar de eso en un mundo
donde Iron Maiden, Metallica y Black Sabbath son bandas de gusto masivo. No
quiero decir que la esencia del metal se ha perdido en pos de la
comercialización, siempre existirá ese espíritu inconformista por llevar las
cosas a los más extremo, no por nada siguen bifurcándose los caminos del metal
en tantas ramificaciones intrincadas, pero esto, este experimento comercial
seguramente hace sacar la parte más fea del publico metalero, su intolerancia y
reductibilidad, algo bastante tonto ya que a estas alturas del mundo justamente
las únicas bandas que no se permiten experimentar sus elementos musicales con
cosas dispares son justamente aquellas que ya están en la categoría de leyenda.
BABYMETAL es un producto comercial que se ha impuesto por motivos curiosos en
los carteles de festivales metaleros, pero ha caído con gracia y ha terminado
avasallando la perplejidad inicial por lo que sólo queda cuestionarse si
acaso el Kawaii Metal ¿Se instalara como
un estilo más al cual rendirle culto o el público metalero fascista que
dictamina que banda es y debe sonar como
metal dejara sentir su fuerte influencia negativa?
El horizonte en todo caso parece encumbrarse por lo primero
ya que hay varias bandas en Japón que exponen actualmente el Kawaii Metal y lo alimentan
de más elementos, complejizándolo más de lo que ya es, así que quién sabe, si
algo tan ridículo como el nintendocore o el Pirate metal ya han desarrollado
una fanaticada consiente y potente porque no el Kawaii Metal que se ampara bajo
una industria más comercial y potente.-
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