Dragon Ball fue una franquicia muy importante para mi infancia. Recuerdo las
figuritas de BANDAI, los videojuegos para la Play y los álbumes coleccionables
de la empresa SALO, todos con el sello oficial del producto. Por supuesto también
recuerdo el anime cuya emisión diaria acaparaba parte de la televisión
noventera, pero lo que recuerdo con más cariño son los juegos que realizábamos con
mis amigos de ese entonces: Torneos imaginarios de artes marciales, delirar con
la propulsión de un genuino Kame Hame Ha brotando de nuestras palmas, y teorizar
sobre qué rumbo tomaría la historia. Así suman y siguen experiencias en torno
al imaginario que Toriyama creó y que poco a poco paso a convertirse en una suerte
de patrimonio universal, en donde lxs fanáticxs pudimos hacer nuestro ese mundo
y la mayor prueba de esto, es la existencia de aquel mito cyber-urbano llamado
DRAGON BALL AF.